domingo, 15 de noviembre de 2015

Todo empezó aquí.

Hubiera preferido una chica en verde.
Incluso una chica en rojo,
una chica como un portazo en la cara.
Eso me hubiera ayudado a superarlo.
Pero tú eras una chica en ámbar,
me decías quizás,
me dabas esperanza
antes de empotrarme un adiós en las costillas,
me obligabas a mirar hacia los lados
antes de pasar hasta tu vida
y siempre pasaba eso,
que pasaban tantas cosas que nunca pasaba nada.
El ámbar es el peor color que existe.
Quizás es la peor palabra que conozco,
la más perra de todos,
la que ni come ni deja comer.

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