miércoles, 18 de noviembre de 2015

Cuando te conocí.

Llegué frágil a tus manos y tú no te avergonzaste de mis heridas, sabías que no iba a ser fácil y te quedaste, sacaste lo mejor de mi y día a día intentabas liberarme de mis miedos y fantasmas del pasado. Me mirabas diferente, me mirabas con cariño y no con pena. Me abrazabas como si quisieras recomponerme y me hablabas como si no estuviera rota. 
Me regalas un presente y no te inventas un futuro, no prometes a largo plazo, pero cumples cada día. Cuando tengo pesadillas te desvelas conmigo y no intentas tocar mis heridas, me creas sonrisas, cerca y a distancia, y me recuerdas pequeños instantes que nos han hecho llegar hasta aquí. Como el día que te conocí y me prometiste que desde ese día todo iba a cambiar y que me ibas a hacer feliz. 
Me cuentas que no te importa ir poco a poco, que solo te importo yo.
Y me siento única, porque tengo al lado a alguien único que sabe lo que quiere y me quiere a mi, y desde el primer día lo supe, desde el primer beso, desde la primera caricia. Eres ese alguien que llegó a mi vida para arreglarla, y que estás porque quieres estar, eres alguien que lo demuestra y que no se impone. 
Gracias por ser el arcoiris después de tanta tormenta.

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